«La justicia no puede ser ajena a la gente»: Sara Irene Herrerías

Sara Irene Herrerías Guerra / Titular de la Fiscalía Especializada en materia de Derechos Humanos

David Smeke: Sara Irene, ¿cómo fue que decidiste dedicarte al derecho y a temas tan específicos como la criminología?

Sara Irene Herrerías: Desde niña me preocupaban mucho las personas que estaban en las cárceles. Esa inquietud me llevó primero a estudiar una maestría en criminología, con el objetivo de entender por qué alguien comete un delito. Después me especialicé en derecho penal, hice un doctorado también en esa materia, y así fui construyendo mi camino profesional.

David Smeke: ¿Y cómo comenzaste a vincularte con la justicia de manera práctica?

Sara Irene Herrerías: Desde que estudiaba derecho trabajé con mujeres en situación de extrema vulnerabilidad, dándoles cursos legales. También participé en una organización que se llamaba Humanos del Mundo contra el Sida, que tenía como objetivo proteger los derechos de las personas que vivían con VIH. Luego pasé por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, en el área de capacitación. Y más tarde trabajé durante 13 años como proyectista de una sala penal en la Ciudad de México.

David Smeke: Me llama la atención esa experiencia como proyectista. ¿Qué aprendiste de ese periodo?

Sara Irene Herrerías: Fue muy revelador. Me di cuenta de lo delicado que es impartir justicia. Una sentencia no solo decide sobre la libertad o los bienes de una persona, también afecta su vida entera. Ahí entendí que cada conflicto tiene varias versiones, y que para impartir justicia hay que escuchar a todas las partes: a la víctima, al imputado, a los testigos… Ser empático, pero al mismo tiempo mantener la objetividad.

David Smeke: Eso rompe con el estereotipo del juez frío, que solo lee papeles y dicta una sentencia sin mayor análisis emocional.

Sara Irene Herrerías: Exactamente. Juzgar implica reconocer que hay vidas humanas detrás de cada expediente. Y si hablamos de la Suprema Corte, aún más: ahí no solo se resuelve un caso individual, sino que se marcan criterios que afectan a toda la sociedad.

David Smeke: Sara Irene, estás aspirando a ser ministra de la Suprema Corte. ¿Qué aspectos de tu trayectoria consideras claves para esta postulación?

Sara Irene Herrerías: He tenido una formación integral. No solo fui proyectista, también diseñé proyectos de prevención del delito con jóvenes. Fui fiscal especializada en delitos de trata de personas y violencia contra las mujeres. Actualmente, desde 2016, soy fiscal especializada en derechos humanos en la FGR. Tengo experiencia en investigación de delitos, en procuración de justicia y en derechos humanos, tanto en la CNDH como en la Secretaría de Gobernación.

David Smeke: ¿Y cómo ves este nuevo proceso para elegir ministras y ministros de la Corte por votación popular? ¿Te parece positivo?

Sara Irene Herrerías: Me parece una oportunidad única. Las y los ciudadanos deberían conocer quiénes son las personas que van a impartir justicia, cuáles son sus trayectorias, su experiencia, su honestidad. Es un ejercicio de transparencia. Y creo que puede oxigenar al Poder Judicial.

David Smeke:: ¿Has enfrentado casos que ilustren lo que puede fallar en el sistema actual?

Sara Irene Herrerías: Sí. Recuerdo un caso gravísimo de robo de bebés que investigamos. Tuvimos que actuar con urgencia, siguiendo a una persona que huyó a otro estado. Entramos a una casa donde estaban los bebés robados y detuvimos a la persona. Pero el juez consideró ilegal la detención, pese a que la ley lo permitía. Lo impugnamos y después nos dieron la razón… pero la persona ya se había fugado. Esa interpretación errónea —y muchas veces aislada de la realidad— es lo que puede poner en riesgo a toda la sociedad.

David Smeke: ¿Qué cambiarías si llegaras a ser ministra? ¿Qué harías diferente?

Sara Irene Herrerías: Quiero que la justicia sea más cercana, más comprensible, más ágil y más humana. Muchas veces los procesos están más enfocados en lo formal que en resolver el conflicto. Hay resoluciones que tardan más de ocho años, y eso ya no es justicia. También creo que las sentencias deben estar escritas en un lenguaje claro, entendible para la ciudadanía. Además, la Corte debe resolver con fondo, no solo por cuestiones de forma.

David Smeke: También mencionaste la autonomía judicial como algo que ha sido malinterpretado. ¿A qué te refieres?

Sara Irene Herrerías: Hay jueces que, bajo el argumento de la autonomía, resuelven con criterios personales y se apartan de la ley. Eso no puede seguir ocurriendo. El nuevo Tribunal de Disciplina Judicial debe tener herramientas reales para investigar y sancionar estos casos. No se trata de debilitar la autonomía, sino de garantizar que se use para proteger los derechos, no para torcer la ley.

David Smeke: ¿Y en cuanto a la justicia con enfoque social?

Sara Irene Herrerías: La Corte debe dictar resoluciones con perspectiva de género, de interculturalidad, con conciencia de las desigualdades reales. No es hablar en abstracto: se trata de eliminar obstáculos para que todas las personas sean realmente iguales ante la ley. Esa transversalidad debe ser obligatoria desde la Corte hacia abajo, porque sus criterios son vinculantes para todo el Poder Judicial.

David Smeke: Sara Irene, muchas gracias por compartir tu visión. Escucharte genera confianza y esperanza en una justicia más humana y cercana.

Sara Irene Herrerías: Gracias a ustedes por abrir este espacio. La justicia no puede ser ajena a la gente.

HERRERIAS GUERRA SARA IRENE

COLOR DE BOLETA: MORADA

CARGO AL QUE ASPIRA: MINISTRA DE LA SUPREMA CORTE

NÚMERO PARTICIPANTE: 16

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