De 7 a 9 Manipulación, mentira y simulación en el Congreso de Querétaro.
De siete a nueve: así, con dos votos fantasmas, los diputados del PAN manipularon la urna de la votación para renovar la Mesa Directiva del Congreso del Estado.
Después del zafarrancho en el pleno —grabado por los celulares de los propios ciudadanos— quedó en evidencia cómo Guillermo Vega se llevó la urna entre empujones y gritos, mientras Enrique Correa arrebataba violentamente las boletas de las manos del diputado Ulises Gómez de la Rosa. Lo que vino después fue aún más grotesco: una conferencia de prensa organizada por el PAN para intentar justificar lo injustificable.
Ahí, el ex presidente de la Mesa Directiva, Gerardo Ángeles, presenta la urna “resguardada” por Vega, quien con cinismo asegura que no la robó, sino que la “resguardó”. Frente a los medios, abren la urna y cuentan nueve papeletas dobladas. Nueve. Pero el día de la votación solo siete diputados emitieron su voto. Los videos oficiales del canal de la Legislatura son prueba contundente: votaron Ángeles, Barrera, Benítez, Calzada, Cárdenas, Correa y Gayou. Nadie más.
La matemática no miente, pero el PAN sí.
Frente a las cámaras, la fracción panista manipuló el proceso y trató de construir un relato alterno, confiando en que la confusión pública y el eco de los medios a modo harían el resto.
En esa misma conferencia, los panistas intentaron desviar la atención acusando al diputado de Morena, Ulises Gómez de la Rosa, de haberse “escondido una boleta” en el saco. Una acusación absurda, sin sustento, y que además contradice la propia cronología de los hechos. De la Rosa respondió que lo que guardaba era el orden del día, documento que intentaba preservar en medio del caos para continuar la sesión.
Lo verdaderamente grave es que un grupo parlamentario se permitió manipular la urna legislativa y luego mentir abiertamente a Querétaro. Este episodio no solo exhibe la descomposición ética del PAN en la LXI Legislatura, sino también el deterioro institucional de un Congreso que debería ser ejemplo de legalidad, no escenario de simulación.
Se habla ahora de iniciar una “operación cicatriz” para superar la crisis. Pero ¿cómo se puede sanar una herida mientras se sigue mintiendo?
Si el PAN quiere recuperar credibilidad, debe empezar por reconocer lo evidente: sí manipularon la urna, sí mintieron, y sí traicionaron la confianza de los queretanos.
La democracia local no se defiende con ruedas de prensa ni con discursos de papel, sino con transparencia, respeto a la ley y ética política.
Y de eso, lamentablemente, este grupo de panistas ha demostrado carecer.
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