La cura está en lo que olvidaste

Por Vaquero González

Con los años hemos visto el decrecimiento de la Iglesia Católica, pero no solo de esta, sino también de muchas otras religiones. En mi generación (Generación Z), cada vez son más los jóvenes que ya no se interesan por creer en algo. De la misma manera, los libros poco a poco quedan obsoletos en nuestra sociedad; nadie se toma el tiempo de leer el aprendizaje de alguien más. Pero, ¿cómo afecta esto a la psique humana?

La fe es, probablemente, el sentimiento más poderoso del mundo, incluso más que el miedo o el amor. Hoy en día vemos una juventud con poco rumbo. Según datos del Informe Mundial de la Felicidad 2024, hay una disminución significativa en la felicidad de personas menores de 30 años. Por ejemplo, un estudio de The Annie E. Casey Foundation nos dice que mi generación (Z) es más propensa a sufrir depresión, ansiedad y a tener un mal manejo de su salud mental.

Esto nos lleva a que el Banco Mundial reporte cifras alarmantes: 333 millones de jóvenes viven con menos de $2.15 dólares al día, y 1.43 mil millones con menos de $6.85 dólares diarios. La sociedad va en declive, y es la primera vez en la historia moderna que una generación parece estar menos preparada emocional e intelectualmente que la anterior.

Está comprobado que una deidad o sistema de creencias puede aportar una mejora significativa en los seres humanos. Un estudio de la National Library of Medicine muestra cómo las religiones tienen un impacto positivo en las juventudes: favorecen la salud mental, ayudan a prevenir la ansiedad y la depresión, y desarrollan la conexión con uno mismo y con los demás, contribuyendo así al bienestar emocional.

En paralelo, la lectura es otra herramienta poderosa que fortalece la mente y el alma.

Estudios de la Universidad de Stanford revelan que leer estimula la conectividad neuronal, especialmente en las zonas relacionadas con el lenguaje y la memoria. Investigaciones del National Literacy Trust en Reino Unido demuestran que los jóvenes lectores frecuentes desarrollan mayor independencia intelectual y capacidad de juicio crítico. Un estudio publicado en Science (Kidd & Castano, 2013) concluyó que leer ficción literaria mejora la teoría de la mente, es decir, la capacidad de entender las emociones e intenciones de los demás. Y según la Universidad de Sussex, solo seis minutos de lectura reducen el estrés en un 68%, más que escuchar música o caminar.

Podría citar decenas de estudios más, pero lo que quiero que quede claro es esto: si tú lees y crees en algo, vas a desarrollar tu capacidad de identidad. Y eso, hoy en día, es muy raro de ver en un joven. Es muy poco común encontrar a alguien que sepa lo que quiere, cómo va a lograrlo, qué procesos debe seguir… y todo esto debido a la sobreestimulación y distracciones que nuestra propia generación ha creado.

No digo que la fe o la lectura sean una cura universal, ni mucho menos que todos debamos creer en lo mismo. Eso es algo personal. Pero sí creo, y sé, que nuestra sociedad no está bien. Acercarnos al conocimiento de una religión, o simplemente a un sistema de valores

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