«Política Elevada: Palabras en Lugar de Golpes»

Por Homero Barrera

¡Amigos y amigas de la parroquia política, bienvenidos a este rincón de palabras! Hoy, mi pluma cargada de tinta y mis neuronas se reúnen para comentar sobre un evento que ha captado la atención de propios y extraños en esta patria querida llamada México.

Imagínense ustedes, un ring político donde los contendientes no se lanzan golpes bajos, sino discursos altos. ¡Sí, han leído bien! Estamos hablando del momento culminante de las asambleas informativas de los aspirantes al codiciado título de «Coordinador Nacional de la Defensa de la 4ta Transformación». Suena como una mezcla entre una pelea de superhéroes y una competencia de chefs, ¿no?

Claudia Sheinbaum, esa mujer con el porte de una directora de escuela que siempre tiene bajo control el alboroto del salón de clases, se plantó firme con sus ideas, dejando en claro que no solo sabe gobernar la capital, sino que también puede manejar el barco de la defensa transformadora. Marcelo Ebrard, el diplomático de mirada penetrante, demostró que sus habilidades oratorias siguen siendo una de sus armas letales.

 

Pero, atención, que la contienda no termina ahí. Ricardo Monreal, el estratega político que siempre parece saber más de lo que dice, nos dejó con la intriga de qué cartas guarda aún bajo la manga. Y para cerrar este cuarteto de ases, Adán Augusto López, con su calma sureña y su discurso pausado, nos recordó que en la 4ta Transformación no todo es prisa, que también hay espacio para la reflexión sosegada

Ahora bien, el escenario donde yo pude ver esta batalla de primera mano fue nada menos que Querétaro. ¡Sí, el estado de los acueductos y la historia nos brindó un regalo político! Y no, no estamos hablando de que los aspirantes se disfrazaron de época y jugaron a los conquistadores, aunque la idea no suena nada mal para próximas elecciones. En lugar de eso, Querétaro abrazó con hospitalidad a estos señores y señora, demostrando que en este país aún existe algo llamado civilidad.

 

Compañeros y compañeras, el buen gusto imperó. Las lenguas no se retorcieron en acusaciones sin fundamento, ni los codos volaron en puñetazos de palabras. En tiempos en los que las redes sociales son campo de batalla, ver un debate político donde se discuten ideas en lugar de descalificaciones personales es como encontrar un unicornio en pleno Reforma.

Y hablando de Reforma, no hubo necesidad de impugnar, de gritar «¡fraude!» a los cuatro vientos o de lanzar sillas por los aires para expresar inconformidades. La contienda fue legal, tranquila, histórica diría yo. Histórica porque marcó un hito en la política moderna de este país que, por momentos, parece más un melodrama de telenovela que una discusión seria sobre el futuro.

 

Así que, queridos y sabios lectores, en medio de este panorama a veces gris y otras veces multicolor que es la política mexicana, la 4T se alza como un faro de esperanza. Nos recuerda que el respeto y la argumentación sólida pueden coexistir en un mismo escenario, que la diversidad de ideas no tiene que traducirse en una batalla campal.

Estos cuatro valientes aspirantes nos dieron una lección: que la política puede ser más que un show mediático, que puede ser un espacio para la reflexión, el diálogo y la construcción conjunta. Y aunque no todos podremos ser los coordinadores nacionales de la defensa de la 4ta Transformación, todos podemos ser protagonistas de esta historia democrática que, esperemos, siga escribiéndose con la tinta de la razón y no con la sangre del antagonismo.

 

Así que, amigos y amigas, brindemos por este proceso de la 4T, brindemos por un debate que nos recuerda que aún podemos sorprendernos gratamente en este universo político. Y mientras lo hacemos, no olvidemos que el poder de la opinión informada, de la participación ciudadana y de la crítica constructiva siga siendo el motor que pueda darle continuidad a esta transformación (y las que vengan). ¡salud y política, mis queridos lectores!

 

Y usted, ¿qué opina?

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