Un informe de promesas, no de resultados
Para Felipe Fernando Macías, alcalde de Querétaro, el dicho “prometer no empobrece” parece haberse convertido en lema de gestión. Su Primer Informe de Gobierno tuvo más brillo en las promesas que en los resultados. Más espectáculo que sustancia.
De acuerdo con el Monitor AD, una herramienta que evalúa el cumplimiento de las promesas de campaña de distintos mandatarios, Macías ofreció 110 compromisos antes de asumir el cargo. A la fecha, el propio monitoreo le atribuye 30 “cumplidas”, aunque el término conviene tomarlo con reserva: varias requieren un análisis más profundo para determinar si realmente se han concretado o solo se encuentran en proceso.
Si se revisan los avances por tema, los focos amarillos se encienden.
En seguridad, el rubro más sensible para la ciudadanía, se reporta el cumplimiento de 4 de 10 promesas. Es su mejor desempeño, aunque los números no se reflejan en la percepción ciudadana: la sensación de inseguridad aumentó del 42 al 46% en el segundo trimestre del año, según datos oficiales. Es decir, hay acciones, pero no resultados visibles.
En salud, el avance también es limitado: 2 de 5 compromisos atendidos, principalmente en materia de autismo, mientras que la ampliación del programa Médico Contigo sigue pendiente.
Pero es en educación, cultura, turismo, campo, inclusión, transparencia, desarrollo económico, juventud y agua donde el rezago es más evidente: 36 promesas sin cumplir. En movilidad, apenas una de doce ha tenido seguimiento.
Por contraste, su administración ha concentrado esfuerzos en temas como medio ambiente, desarrollo urbano, bienestar animal y programas sociales. Si bien son áreas relevantes, sorprende la prioridad dada a proyectos de mascotas frente a problemáticas estructurales como el agua, el campo o las oportunidades para los jóvenes.
Y mientras los pendientes se acumulan, el alcalde volvió a desplegar una nueva lista de promesas durante su informe: un Lienzo Charro con 10 mil butacas, la conversión de Juriquilla en delegación, el no aumento del predial, una deportiva, mil millones en drenaje, el rescate del teatro Hércules, un centro especializado en autismo, 10 mil chips para mascotas, bicicletas eléctricas, una “ciudad sin baches” y hasta estudios para un teleférico.
Brillan como espejitos, pero pocos son realmente prioritarios. Salvo los baches y el drenaje, el resto parece más una vitrina electoral que una agenda de gobierno.
La conclusión es inevitable: Felipe Macías parece más concentrado en la próxima elección que en su gestión actual. Gobernar exige cumplir la palabra empeñada, no multiplicar promesas. Y tal vez nadie en su equipo se ha atrevido a decirle que el camino más corto hacia la gubernatura no es el discurso, sino el cumplimiento.
Comentar con Facebook