«Querétaro sin orden ni rumbo». Regidores exhiben fallas en el informe de Felifer.

Las críticas fueron más fuertes que los aplausos.

El primer informe de gobierno de Felipe Fernando Macías se convirtió en un escenario inesperado: más que un acto protocolario de aplausos y cifras, fue un espacio donde los regidores exhibieron con dureza las carencias y contradicciones de la actual administración municipal. Tres voces críticas —Paulina Aguado, Marco Antonio León y Rosy Corral— trazaron un contrapeso que dejó al descubierto la distancia entre el discurso oficial y la realidad que enfrenta la ciudadanía.

La regidora Paulina Aguado habló desde la indignación social: calles colapsadas, luminarias apagadas, ríos contaminados, inseguridad creciente y un centro histórico en deterioro. Su intervención fue un listado doloroso de carencias que, dijo, “ya no aguantan más” los ciudadanos. Su llamado a prohibir usos de suelo desmedidos, rescatar espacios públicos y apostar por infraestructura resiliente reveló la urgencia de poner límites al crecimiento desordenado de la ciudad.

El regidor Marco Antonio León puso el acento en la transparencia. Denunció la opacidad en licitaciones y contratos, la negativa sistemática de información y la impunidad heredada de tres administraciones pasadas. Con cifras en mano, habló de desvíos millonarios, jubilaciones incumplidas y programas sociales utilizados con sesgo partidista. Su advertencia fue directa: sin información ni fiscalización, la rendición de cuentas se convierte en un mero ritual vacío.

La regidora Rosy Corral, desde la oposición de Morena, completó el cuadro: criticó la simulación en el manejo del agua, la inseguridad persistente y el deterioro de la infraestructura urbana. Recordó que, pese a un aumento histórico de recursos federales, los resultados municipales no están a la altura. Denunció discrecionalidad en la entrega de apoyos sociales, exclusión de la oposición en comités técnicos y quince acuerdos de cabildo incumplidos. Su conclusión fue tajante: la política social del municipio corre el riesgo de convertirse en clientelismo.

Las tres intervenciones, desde diferentes posturas, coincidieron en lo esencial: Querétaro vive un rezago en servicios, seguridad, transparencia y planeación urbana, mientras la administración municipal se resguarda en la propaganda y en un discurso autocomplaciente.

El contraste entre lo que presume el presidente municipal y lo que señalan los regidores es el verdadero saldo de este primer informe. La ciudadanía no necesita ceremonias ni estadísticas maquilladas, sino resultados palpables en su vida diaria: agua, calles seguras, transparencia en el gasto y servicios públicos que funcionen.

El segundo año de gobierno comienza bajo la advertencia de una oposición firme y de una sociedad cada vez más impaciente. Si Felipe Fernando Macías no rectifica, el riesgo no es solo el desgaste político, sino el descrédito de la institución municipal misma.

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