Ser docente: ¿una profesión de alto riesgo?

La era de los derechos humanos ha traído consigo leyes extremas con penas severas que pueden parecer exageradas. Estas leyes tienen como objetivo visibilizar, concientizar y erradicar prácticas que generan discriminación y desigualdad, así como distintas formas de violencia en nuestra sociedad. Aunado a lo anterior, el interés superior de la niñez que busca garantizar la protección y el bienestar de la niñas, niños y adolescentes.

El principio del interés superior de la niñez es fundamental para proteger los derechos de las niñas, niños y adolescentes. Este principio prioriza la salvaguarda de sus derechos en cualquier decisión o acción que pueda causarles afectación y protegerlos del abuso, explotación o maltrato tal como lo señala la SCJN. Sin embargo, la incorrecta interpretación y aplicación de este principio, se convierte en todo un reto para las maestras y maestros en su función docente, la cual implica una postura de autoridad, guía y orientación por parte del docente, así como una buena actitud y disciplina por parte del alumno, dentro del aula. La pregunta es: ¿qué tan complejo puede ser el principio del interés superior de la niñez ante esta relación? La respuesta es que es muy complejo, ya que cada alumno trae consigo una historia y un impacto en su desarrollo socio-emocional.

La comunidad estudiantil es diversa, cada alumno tiene sus propias necesidades y problemas derivados de sus contextos tanto familiares como sociales. Son diversas las causalidades para que algunos estudiantes no tengan disposición al trabajo, que no pongan atención o que presenten dificultades para socializar y lograr una sana convivencia con compañeros, es decir no tener esa buena actitud dentro del salón de clases. Lo anterior representa un desafío para los docentes, que deben manejar estas situaciones de manera efectiva, que debe implementar estrategias para fomentar la sana convivencia, pero que en la mayoría de los casos, estas estrategias no son tomadas con ese mismo sentido por parte de los alumnos o peor aún por los padres de familia, quienes también juegan un papel importante en la educación y mayormente en preescolar donde una frase en tono serio puede ser tomada como un regaño o como una acción discriminatoria.

Es normal que, como madres y padres de familia, queremos que nuestros a nuestros hijos se les hable con mucho cariño y delicadeza, por lo que, si se percibe que el tono de la maestra o maestro hacia nuestros pequeños se torna firme o serio, puede generar inconformidad y hasta enojo por parte de los padres que arrebatadamente pueden tomar decisiones que ponen en riesgo la integridad del docente.

Aunado a lo anterior es importante mencionar y no perder de vista que las y los maestros son personas que cuentan también con derechos laborales, son un cuerpo humano que también sufre enfermedades o puede incluso tener situaciones familiares de responsabilidad por atender, como cualquier otro trabajador, las ausencias por estos motivos también llegan a generar disgusto en los padres de familia.

En conclusión, en la actualidad ser docente sí puede asumirse como una profesión de alto riesgo. La complejidad de la relación docente-alumno-padres de familia y la severidad de las leyes pueden poner a los docentes en un estado de indefensión ante acusaciones infundadas. Esto puede ser un problema, ya que los docentes pueden ser sometidos a un proceso judicial sin tener la oportunidad de defenderse adecuadamente. Es importante reflexionar sobre esta situación y buscar soluciones para proteger los derechos de los docentes ante estas circunstancias, sin desestimar los derechos de la niñez para con ello garantizar la tan anhelada calidad de la educación.

Por Rosy Hurtado.

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